29 de junio de 2011

Depresión: enfermedad o espíritu triste






Algunos Psiquiatras piensan que es una enfermedad común en la mayoría de los seres humanos, que es una experiencia que va de menos a más según sea el caso y  que las mujeres sufren depresiones con más frecuencia que los hombres.
Según los especialistas las causas de una depresión  son:

- Disminución de sustancias químicas en el cerebro como la serotonina, que se manifiesta con angustia, ansiedad o nerviosismo.
- Disminución de la dopamina que tiene que ver con la experiencia para experimentar placer.

Algunos síntomas de la depresión son:
- Estado de ánimo bajo y poca tolerancia.
- Pérdida de interés y sentimientos de culpa.
- Insomnio y disminución de energía.
- Falta de apetito y desánimo en el arreglo personal.
- Agitación y ansiedad.
- Pérdida de peso.
- Pensamientos de muerte

La depresión es mucho más que sentirse enferma.

Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate. Proverbios 15:13

Vivir con el corazón lleno de rencor, amargura, falta de perdón,  culpa o  anhelar el pasado,  es como tomar un veneno diariamente que va matando los sueños y la fuerza de nuestra propia vida. 
Esa es la depresión.
El dolor que causan las heridas del corazón es una barrera para experimentar la paz y la felicidad, incluso para escuchar la voz de Dios, por que necesitamos perdonarnos primeramente nosotras mismas, luego a terceras personas para poder vivir en paz y avanzar.
Dios nos manda perdonar como El nos ha perdonado, de no hacerlo, seguiremos viviendo con estados de ánimo innestables, por que aquello que nos causa dolor es como las olas del mar, se van pero cuando regresan nos golpean con más fuerza.

Dios dice que todo lo bueno que sabemos hacer y no lo hacemos es pecado. 
Tenemos que decidir dejar lo que nos ha hecho daño en el pasado y en el presente, decidir pensar en lo bueno, en lo mejor, para que no haya estorbos en nuestra vida emocional, espiritual y física. Si hacemos un esfuerzo en cambiar pensamientos negativos por pensamientos que nos acerque más a lo que deseamos ser, te puedo firmar que las cosas cambian. Dios lo dijo: Transformen su manera de pensar y comprobarán mi voluntad agradable y perfecta.

El proceso para la sanidad.

1. Medita y reconoce lo que te está haciendo daño. Si logras identificarlo, te recomiendo que lo escribas, así ese estorbo espiritualmente es descubierto y no podrá robarte más vida en  tu estado de ánimo.

2. Confiesa lo que te hace sentir triste, deprimida, sin fuerza. Dios dice que cuando confesamos lo que nos hace daño y nos arrepentimos, entonces el manda personas y pone los medios para ayudarnos por que a El le gusta el arrepentimiento puro, por que cuando hay un arrepentimiento puro, hay cambio de actitud, cambio en la manera de pensar y actuar y eso es precisamente lo que Dios manda.

3. Perdona si tu hiciste el daño o si te hicieron daño. Es válido decirle a Dios lo que sentimos, si queremos llorar, gritar, patalear, no importa; al fin es un asunto entre Dios y nosotras. Tenemos que aprender a soltar a dejar lo que nos duele, lo que nos molesta, si es posible todos los días, en la medida que lo hacemos, es como si nos desatáramos y desatamos a terceras personas y poco a poco se irán esfumando de nuestra vida.
Es cierto que uno perdona pero no olvida, sin embargo cuando perdonamos de verdad, primero por obediencia a Dios (por que es un mandato), y luego por que sabemos que es parte del proceso de sanidad, entonces pasará el tiempo y volveremos a recordar el daño y ¡OH, SORPRESA!  veremos la voluntad de Dios: no experimentaremos ningún sentimiento de tristeza, ni habrá lagrimas, nada, por que obedecimos perdonando y Dios se encarga de lo demás.
Así funcionan los principios de Dios.

4. Sigue sin detenerte. Dios nunca prometió una vida sin problemas, el dijo: En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, que yo he vencido.
Tenemos que estar conscientes que todos los días estamos expuestas al daño por terceras personas, lo que nos toca hacer diariamente es ser amigas de Dios, confesarle lo que nos daña, perdonar lo que tengamos que perdonar y seguir caminando, confiando que El guía nuestros pasos.

Llenémonos de la fuente de vida, la palabra de Dios para cobrar ánimo y descubrir los sueños de Dios para nosotras.
Cuando soñamos, estamos madurando, podemos dar a los demás y dejar de ver nuestros problemas y solo entonces  ninguna tristeza, ni depresión por severa que sea tendrá lugar en nuestras vidas, por que seremos libres.

Donde está el Espíritu de Dios, allí hay libertad. 2Corintios 3:17







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