Rivales Invisibles.
Me gusta mucho leer, pienso que cada libro que leo es una riqueza ilimitada.
Sin embargo, existe un libro en donde la riqueza de la sabiduría eterna está implícitamente grabada en sus páginas.
La Biblia habla en cada palabra del propósito de Dios para la vida de las personas.
Te recomiendo la versión Latinoamericana o Internacional.
Hay una historia que habla del pueblo de Israel, gente elegida por Dios, a través de las generaciones.
Cuando Israel salió de la tierra de Egipto (donde vivieron por cuatrocientos años), ellos recibieron liberación de la opresión y la esclavitud de parte del Faraón. Dios les demostró su amor y su poder cuando dividió el Mar Rojo para que pasaran en seco y después enterró a sus enemigos bajo las aguas del Mar.
El pueblo salió de Egipto dirigiéndose a Canaán, el camino era de quince días. Sin embargo, Israel tardó cuarenta años en llegar, por que se liberaron de la esclavitud física pero entraron a la esclavitud espiritual.
Los rivales eran y son fuertes e invisibles, tan invisibles que hace 2000 años cuando Jesús vino a este mundo, no le reconocieron, y le crucificaron.
Lo mismo pasa con las personas, existen rivales espirituales que se esconden en el interior como heridas de rechazo, amargura, cualquier tipo de trauma y frustración a lo largo de la vida, para guardar pensamientos negativos, experimentar frustración y retardar el camino y motivación hacia la meta o sueños personales.
Por ejemplo:
Desánimo: Es cuando una persona presta atención solo a lo que percibe equivocadamente en una situación, sintiendo deseos de renunciar a todo.
Confusión: Existe desorden en las ideas, hay indecisión, ánimo innestable o falta de claridad en las ideas.
Depresión y Envidia: Se pierde fuerza y entusiasmo, se observa más el trabajo de otros, hay tiempo de ocio, la persona se siente enferma y no sabe de qué.
Desesperación: Se acepta la derrota, hay ansiedad, tristeza, ira, violencia.
Cuando el pueblo de Israel casi llegaba a la tierra prometida, mandaron doce espías a reconocerla.
Estos regresaron y dijeron que habían visto en esa tierra, enemigos fuertes y gigantes que habitaban ahí, que no podían conquistar la tierra, porque eran como langostas delante de sus enemigos (Números 13:29:33). La realidad es que eran ellos mismos viéndose como langostas delante de los enemigos.
¿Te das cuenta? La gente nos ve como nosotras nos vemos interiormente. Israel se quedó en el desierto cuarenta años por causa de los rivales invisibles. La amargura viene cuando no se recibe el resultado esperado y el negativismo quita la fuerza y hace que la gente se sienta inferior.
Decide y trata de hablar y ver lo mejor para poder creer, sentir y ver un cambio que fluya desde tu interior.
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